Estoy en la total oscuridad del espacio infinito… un silencio profundo me envuelve… en total soledad… frente a mí, veo una estrella blanca… y voy hacia ella… la alcanzo… entonces veo otra estrella… y voy hacia ella… medito sobre el pensamiento semilla:

“Veo la meta, la alcanzo, y veo otra”

Ahora… escucho en mi interior… en lo más profundo de mi… logro distinguir un sonido tenue… que me llama… concentro entonces mis pensamientos… y como una flecha dirijo mis pensamientos hacia mis profundidades… entonces veo una luz blanca… radiante… luminosa con la que me fusiono… la luz se extiende por todos mi cuerpo… y recitamos el mantra del discípulo:

Soy un punto de luz en una luz mayor
Soy una corriente de energía de amor en la gran corriente de Amor divino
Soy un punto del fuego de sacrificio enfocado dentro de la ardiente Voluntad de Dios
Y así permanezco…

Soy un camino por el cual los humanos pueden llegar a la realización
Soy una fuente de energía que les proporciona firmeza
Soy un haz de luz que ilumina su camino
Y así permanezco…

Permanezco así y giro y huello el camino de los humanos
Y reconozco el camino de Dios
Y así permanezco…

Ahora… Elevamos la consciencia a nuestra cabeza… y nos unimos con amor a todos los que meditan durante el periodo de luna llena… para acercarse a las energías espirituales… del signo de Sagitario… lentamente levantamos las manos… imaginamos que entre todos elevamos una copa… mientras invocamos las energías espirituales de luz y de amor… y visualizamos como esas energías afluyen a nuestra consciencia…
Vemos un sendero de luz que se extiende desde nosotros hasta la fuente en la que reside el amor de Dios y repetimos:

En el centro de todo Amor permanezco.
Desde ese centro, yo, el Alma me exteriorizaré.
Desde ese centro, yo, el que sirve, trabajaré.
Que el Amor de la Vida Una afluya a mi corazón
a través de mi grupo y a todo el mundo.

Ahora… lentamente bajamos las manos… y nos dirigimos a la humanidad… y transmitimos la corriente de energía recitando la Gran Invocación.