Mohandas Gandhi
Hace 140 años, un día como hoy vino al mundo esta “alma grande”: Mahatma.
El símbolo de su carta recuerda una gran edificación, una casa muy grande con un frontis abierto y cuyo lado izquierdo pareciera estar en construcción, como si fuera un espacio en movimiento, que nunca se termina de construir.
La gran construcción sugiere estabilidad y solidez, mientras que el costado izquierdo sugiere impulsos que lo llevan a iniciar nuevas acciones una y otra vez. Esa gran construcción recuerda un templo abierto donde las personas pueden refugiarse, una combinación de lo que llamamos la figura “animat” y “arena”.
La figura “animat” nos habla de una persona capaz de animar a otras, de entusiasmarlas, de poner en movimiento algo que estaba quieto. Orientado al rendimiento, da más valor a adquirir sustancia que a comunicarse. Por una parte es poseedor de un “taladro” (Marte-Venus) – una capacidad aguda, encantadora y bien dirigida, y por otro lado ofrece una armónica y tranquila capacidad de escucha (Urano) que sin embargo provoca su inteligencia creativa. Esta capacidad es muy valorada por el entorno que lo lleva a ocupar una posición dominante en su entorno. Esta persona posee un gran espíritu emprendedor y un pensamiento práctico, es muy esforzado, y muestra una actitud muy constructiva, quiere manejar y controlar la materia, se muestra muy estable y equilibrado con excepción ocasional de su cuerpo emocional (que le juega malas pasadas) recuerda a una cúpula de catedral donde las personas se sienten a salvo.
Por otra parte, la figura “arena”, hace referencia a una lucha entre dos aspectos, el uno asociado a la fuerza y el poder (Luna), y el otro asociado a la astucia y el conocimiento (Neptuno). Estas personas siempre se meten en disputas, lo cual entrena su capacidad de comprender puntos de vista opuestos. Se trata de una persona esforzada, que tiene la firme convicción de que las cosas deben mejorarse y eso se consigue con trabajo. La motivación interna es la armonía a través del conflicto, debe armonizar distintos puntos de vista, distintas filosofías o formas de vivir la vida, la lucha se presentan en forma interna y hacen referencia a su propio desarrollo, lograr el equilibrio y dejar de culpar al entorno por las contradicciones y contrariedades que experimenta a lo largo de su vida, pasa por reconocer la necesidad del propio desarrollo y darse cuenta de que son lo que le ha dado sentido a su existencia.
El mundo personal, sus deseos y necesidades emocionales personales surgen naturalmente como una solución a los conflictos que le presenta sus contradicciones y dificultades con el entorno al que se enfrenta. Sin embargo, la necesidad de trabajar en su cuerpo emocional presiona el otro aspecto de su naturaleza representada por la agudeza de su pensamiento, que lo lleva a amar a su prójimo, a comprender sus necesidades y considerar que la solución real a las contradicciones del mundo en el que le tocó vivir, está en amarlos, sin importar su casta… en otras palabras, desarrolla el amor altruista como respuesta a enfrentamientos que en primer lugar se presentan a modo personal.
Sin lugar a dudas, las contradicciones de un joven abogado indio proveniente de una familia de recursos económicos importante, educado en Inglaterra y despojado de sus derechos humanos y civiles por tener un color de piel inapropiado en una Sudáfrica inmersa en el apartheid, son las que lo impulsan a buscar mejoras para su entorno para lo cual tiene que unificar posturas muy opuestas, tiene que luchar con armas originales y creativas – las huelgas y las huelgas de hambre – su gran inteligencia y astucia no pueden ni deben pasar por sobre sus valores humanitarios, por su amor por la humanidad.
Esta gran figura, este “templo” conformado por las figuras arriba descritas, se le “cuelga” un circuito lineal, que no tiene una forma definida y cuyo movimiento está motivado por la necesidad misma de moverse. Este circuito lineal, está asociado a la personalidad de Gandhi, allí están quizás sus impulsos personales que afectan fuertemente su obra, y que tiene que ver con su “pequeño ego” y con su deseo de modificar las condiciones existentes también para él.
El puente entre su obra y su personalidad está dado por el cuerpo emocional. Lo cual podría indicarnos que su debilidad y su fortaleza son una misma cosa. La Luna en Leo, el signo del corazón, lo impulsan a desarrollar una fuerte consciencia del yo sin dejar de lado su sentido humanitario que de alguna manera surge de la formación obtenida en su infancia, del apoyo y protección recibido por su madre, que a su vez es apoyada por su padre.
El signo de Libra, que aquí lo encontramos en el Ascendente y en el Sol, es un espacio de decisión, esotéricamente hablando las opciones están entre avanzar hacia Escorpio, siguiendo el camino del ser humano evolucionado o quedarse en el aspecto materia del signo de Virgo, y las mejores decisiones se toman en el silencio que permite oír la voz del interior, del yo superior. Asunto que Gandhi se tomó muy en serio dejando un día a la semana sin hablar. Paramahansa Yogananda cuenta en su autobiografía que conoció al Mahatma en su día de silencio.
La necesidad de aislarse que tenía Gandhi así como de preguntarse y ocuparse de sí mismo, se combina con su necesidad y su aptitud para el servicio dado a sus congéneres, y que se manifiestan en el buen ejercicio de la voluntad y el poder. La dirección “correcta” para Gandhi, para su evolución espiritual pasa por convertirse en una autoridad, en un ejemplo a seguir, de modo que su meta representada por Libra sea alcanzada: